Hace poco leía en la prensa que el primer semestre de este año finalizó en Galicia con la mayor cifra de turistas de su historia y que para este verano las previsiones son de récord. Y debe ser cierto, porque no se que pasa este verano que parece que todo el mundo se ha puesto de acuerdo para ir de vacaciones a Galicia. Varios amigos ya me han hecho la eterna pregunta de “¿Qué no puedo perderme?” … Por suerte, gracias a este blog, ahora tardo menos tiempo en hacerles la ruta. 😉
Y así, mientras unos planean turistear por Sanxenxo, Santiago de Compostela o la costa de Lugo, otros como yo, planeamos llegar a nuestro refugio..y de allí que no nos mueva nadie. Porque cuando voy a mi “tierra de los sueños” ,a Mestre, no me siento una turista, siento que voy a mi casa.
En la tierra de los sueños.
Los que tenemos la suerte de tener una aldea a la que ir de vacaciones sabemos lo que es. Ver ese letrero en la carretera con ese nombre tan familiar, que te hace “soerguer” como decía mi querida abuela. Incluso nos paramos a hacer la foto, con toda la calma. Total, apenas pasan coches.
Es viajar a otro mundo. Sin prisas, sin estrés. A un mundo de paz. A veces triste, por las personas que ya no vamos a poder abrazar, pero un lugar especial, fuente de felicidades pasadas y futuras. Un mundo melancólico y regenerador a la vez. Y regenerarnos, ciertamente , es lo que haremos muchos este año. Yo la primera. Voy a intentar recuperar mi ilusión por escribir, mi ilusión por la vida. Es el verano del cambio.
Me pido un verano lleno de reuniones improvisadas a la puerta de casa, cervezas en el bar del pueblo del al lado, caminatas por la montaña, de excursiones y cenas largamente pospuestas. De ir a la feira a comer el pulpo o turistear con mis padres como cuando era niña. De muchas risas y muchos abrazos, de reencuentros. Y ¿porqué no? tal vez algun deseo cumplido, algo bueno, que de tristezas este año ya voy bien servida. Me pido un verano sencillo y lleno de buenas emociones . Me pido unos días en mi tierra de los sueños.