El Cuina Sant Pau acaba de abrir sus puertas en Sant Pol de Mar. Capitaneado por los chefs Raül Balam y Murilo Alves, ocupa el lugar del antiguo Sant Pau de Carme Ruscalleda, que cerró sus puertas en Octubre de 2018. Para mí es la noticia gastronómica de los últimos días, incluso de la temporada o del año… Y es que yo estuve en el primer servicio el día de su apertura. En cuanto vi en su cuenta de Instagram que abrían las reservas, tuve claro que no tardaría mucho en ir. Y me dejé llevar por un impulso: justo el día que abrían empezaba yo mis vacaciones,¿qué mejor forma de iniciarlas?
Mi experiencia en el Cuina Sant Pau
Al llegar lo primero que me llamó la atención fue el pasillo de la entrada; sorpresa tras la puerta de acceso. El local ha sufrido reformas respecto a lo que era el antiguo Sant Pau pero mantiene en su decoración, incluso en la vajilla, parte de su esencia. En las paredes, recuerdos de toda una carrera de exito: cuadros, antiguas cartas del Sant Pau, fotos….
Nos habían asignado una mesa ideal, de mármol brillantísimo, delante del ventanal con vistas al jardín, franqueado por el andén del tren de Cercanías en el que tantas mañanas esperé por mi tren para bajar a Barcelona, Y tras la via, el mar. Un espectáculo en sí mismo. Pero a mí me gustó más el espectáculo gastronómico.
Como más tarde nos contaría el mismo Raül, la apuesta es más relajada que los otros dos restaurantes que dirige, el Moments (en el Hotel Mandarin de Barcelona) y el Drac de Calella (Hotel Sant Jordi Boutique, Calella).
Es un restaurante más casual que su predecesor, los platos de su carta están pensados para compartir y de ahí partimos para seleccionar lo que comimos ese día. Mientras dábamos un vistazo a la carta nos tomamos una cerveza para abriendo boca (eso si, era Estrella … Damm)
Aquí una breve muestra de nuestro primer almuerzo en el Cuina Sant Pau:
Para el vino nos dejamos aconsejar (¡Gracias Nil!), y no pudo estar más acertado, nos encantó su recomendación “Furvus” (D.o. Montsant) de Vinyes Domènech. Seguro que lo vuelvo a pedir el día que repita mi visita al Cuina Sant Pau que, viviendo en Sant Pol, seguro que será más bien pronto que tarde. En la mesa de billar estoy viendo sentados ya a ciertos vascos que visitan Sant Pol de vez en cuando.. ahí os lo dejo queridos.
Como reservamos a última hora del primerísimo turno, nos quedamos los últimos al salir. Así que después de curiosear un poco por la decoración del restaurante nos marchamos rápidamente, no sin antes saludar a Raül Balam, que nos atendió muy amablemente a pesar de que seguro que estaría deseando descansar (al igual que sus compañeros) para enfrentarse al turno de la noche. Nos contó un poquito acerca del restaurante y la propuesta y prometimos volver.. ¿he dicho ya que me encantó?
Yo no soy muy de fotos. Salgo mal en todas y más desde que hace 5 años perdí a mi «amuleto» que me hacía salir siempre deslumbrante, pero aun así, le pedí por favor a Raul que se hiciera una foto conmigo para inmortalizar el momento. Merci Raül!! Aquí la prueba:
A mi juicio, los precios son asequibles y merece la pena desplazarse a Sant Pol de Mar para conocer el Cuina Sant Pau y de paso darse después una vuelta por el pueblo. Para los que tenemos la suerte de vivir aquí, es un autentico regalo que haya abierto. Actualmente se pueden hacer reservas a través de su web, de miércoles a domingo para comer y cenar.
Eso sí, si vienes en coche te recomiendo aparcar en el Parc del Litoral y caminar unos cinco minutos. Esto es un pequeño pueblo del Maresme: no busques parkings como en la gran ciudad ni pretendas aparcar en la misma calle, ya que está prohibido. En Sant Pol hay que cambiar el chip, nada de prisas. Repito, estás en un pueblo. Si optas por venir en Rodalies, la entrada está a tres minutos de la estación.
Cuina Sant Pau
C/Nou, 10
08395 Sant Pol de Mar
Barcelona
Mi historia con Sant Pol de Mar
Hace ya unos cuantos años que dejé atrás mi Barcelona natal para mudarme a un tranquilo pueblo de la costa del Maresme , Sant Pol de Mar, en el que desconectar del ruido y el asfalto. Necesitaba paz y puedo decir que casi siempre la encuentro. Vivir aquí es como estar de vacaciones todo el año a pesar de los 50 kilómetros que me separan de la capital.
Al principio me parecía un mundo ir y venid cada día , yo que desde el centro de Barcelona iba a todos lados en metro o andando. Ahora no volvería a vivir en una gran ciudad a no ser que fuera por necesidad.
En mi primera toma de contacto con este pueblo, vi una señal clara de que podría ser un lugar en el que quedarse al ver el escudo en el balcón del ayuntamiento: tenía un bordón y una concha de peregrino… “¿Santiago me estaba enviando una señal?” Pues parece ser que sí, ya que al poco tiempo descubrí que es uno de los patrones del pueblo, solo que para los santponlencs mi Santi se llama Jaume.
Por aquel entonces se estaba despertando mi disfrute por la gastronomía y en este pueblo casualmente se ubicaba un restaurante de fama mundial, galardonado entre otros premios con las prestigiosas tres estrellas de la Guia Michelin, el Sant Pau, de Carme Ruscalleda.
Como curiosidad (convertida en señal para mí), en 2018 se estrenó la Vía Marina del Camino de Santiago, una ruta que recorre junto al mar la antigua Vía Augusta que une las ciudades de Girona y Barcelona, impulsada por el Consorci de Promoció Turística Costa del Maresme. Esta variante del Camino pasa por Sant Pol de Mar, siendo el inicio de su cuarta etapa la iglesia de Sant Jaume.
Y mientras escribo estas lineas, veo la Ermita de Sant Pau recortada delante del azul del mar…Seguro que los monjes que vivían en el antiguo monasterio, allá por el S.X, vieron pasar a algún que otro peregrino camino de Santiago….
La banda sonora de este post
Carlos Nuñez: Dum Pater ( A irmandade das Estrelas, 25 aniversario)