Hace un tiempo él me pidió que escribiera.
Y le hice caso, escribí…Durante mucho tiempo, dedicándole todas mis palabras a distancia. Aunque él no lo supiera.
Pasaron los años y decidimos rendirnos.
El cielo esa mañana estaba teñido de un violeta amenazador. Mientras subía corriendo las escaleras hacia la iglesia, los truenos estallaron en el cielo, que empezó a llorar granizo.
No esperaba encontrármelo así. Nos habíamos citado alli, en nuestro sitio secreto, después de mucho tiempo.
Llegué tarde.
Cuando subí el ultimo escalón lo supe. Lo vi saliendo de la iglesia, bajo una sinfonía de truenos…dentro de una caja de pino.
Hace unos meses viajé a Bilbao un fin de semana después de mucho tiempo . Una de las cosas que hice fue volver a Castro Urdiales, un lugar que durante años fue muy especial para mi ya que hace años lo visitaba muy a menudo.
Siempre me pareció magnética la estampa de la Iglesia de Santa María con el Faro al lado. Ver las olas romper debajo del puente era uno de mis pasatiempos favoritos antes de tomar el aperitivo del domingo .
Cuando volví, ese fin de semana, todo el norte estaba en alerta meteorológica.
Al llegar a Castro Urdiales, esa mañana , el cielo era asi, violeta. Empezó a llover fuertemente, por lo que me refugié en un bar del paseo, el Kraken, hasta que , al amainar, pude acercarme a mi lugar, a la iglesia. Hice esta foto de camino sin saber .
Cuando subía la cuesta hacia la iglesia, empezó a tronar, a granizar.. Y lejos de correr a esconderme me quedé allí disfrutando del paisaje y del lugar… Hasta que vi el coche fúnebre. Y las coronas. Y me dió un vuelco el corazón. Quizá el cielo y la tierra rendían honores al difunto. Busqué en la prensa local, era un señor. Me pareció un momento tan triste como mágico.
Desde ese dia llevo dandole vueltas a ese momento, a esa persona. Al destino. Por qué yo estaba allí en ese preciso momento.
Y he decidido rendirle este pequeño homenaje.
Quién sabe si tal vez esta pudo ser su historia…



