Es curioso lo diferente que puede resultar una misma experiencia en función de la compañía, de la luz, el conocimiento adquirido o del paso de los años .
Si un sitio te impresiona una vez,cuando quieres repetir pueden pasar tres cosas: que la experiencia sea igual de gratificante que la primera, que sea todavía mejor, o que no tenga nada que ver y te decepcione totalmente.
En el caso que hoy me ocupa, esa sabiduría adquirida con el paso de los años me ha hecho disfrutar aún más de la experiencia. La primera fue buena , pero esta segunda ha sido aún mejor.
Fue hace 6 años cuando oí hablar Casa Solla por primera vez. Estaba organizando un evento para la empresa en la que anteriormente trabajaba y me recomendaron este restaurante como el mejor de la zona. Recuerdo que tras cruzarnos unos cuantos mails llegó el día en que fui a cenar allí con la propiedad y directivos de la empresa. Disfruté de la cena, si. Pero no como hace 1 mes cuando volví.
Durante estos años, muchas cosas han cambiado en mi vida. Entre ellas , este blog, que nació a causa de mi gran pasión por Galicia y mi gusto por la gastronomía. Poco a poco me he ido introduciendo en este mundo y voy conociendo aspectos ( aun me quedan muchos ) que antes me pasaban desapercibidos. Antes iba a un restaurante, me podía gustar no la comida, pero no la valoraba como ahora. Por eso esta segunda vez disfruté tanto en Solla. Por eso, y porque esta vez no fui con mis jefes, si no con mi socio.
A diferencia de la primera vez que fui, esta vez pude hablar tranquilamente con Pepe durante la cena y al terminar. La verdad es que en apenas quince días nos vimos unas cuantas veces ( Pepe, prometo que no es manía persecutoria 🙂 ) : Empezamos con Os Showcookings de Codax y terminamos con la presentación de Grupo Nove en Barcelona. Y en medio, esta fantástica cena
Nuestra mesa estaba en un lugar privilegiado, en una esquina de esa sala que tanto me gusta con ventanales a modo de pared. Esa noche además la meteorología acompañaba: viento y agua como si cayeran cubos del cielo. Escenario perfecto.
Una vez acomodados, comenzó el desfile de platos. Optamos por el Menú Gastronómico y disfruté como no lo había hecho la primera vez que me senté en ese restaurante.
Los sabores, las texturas… Como un juego para el paladar y maridado con los mejores vinos. Pepe estuvo en todo momento pendiente de nuestra mesa, y del resto de las del restaurante. Ese mimo hasta que el plato llega a la mesa se transmite al saborearlo.
Poco puedo decir de los sabores. Me gustó todo lo que probé y todo lo que ví. No como en algún triestrellado que he visitado ( no me cansare de repetirlo ).
Pocas semanas después de cenar allí, el restaurante de Pepe Solla era reconocido con el Tercer Sol Repsol que se une a la Estrella Michelin que hace años ostenta. Personalmente pienso que hace tiempo debería tener la segunda o incluso la tercera estrella. Pero este tema, y más tras la última guía recientemente presentada, cada vez tengo más claro que es un tema “político”.
Así que , ciñéndome a mi experiencia, solo puedo decir que fue inolvidable y que espero repetirla pronto.
Y ojala ese día también sea de noche y haga viento.
Gracias Pepe.
Restaurante Casa Solla
Avda. Sineiro, 7. CP 36005
San Salvador de Poio (Pontevedra).
T: + 34 986 872 884