Me ha vuelto a pasar. Fue hace unos días. Escuché una canción y mi mundo se paró. Y mi alma se fue de viaje. A años luz. De viaje al paraíso, al mío. A Mestre. Casi podía sentir el aire y escuchar el sonido de la montaña. Viajé en el tiempo a mis últimas vacaciones. Volví a vivir emociones, risas… volví a acariciar la delicada cabeza de mi abuela. A años luz…como el título de la canción que no dejo de escuchar desde entonces.
Me diste el aire que sabías pedía
y el agua que necesito
Me diste donde resguardarme en invierno
mi tierra, eres mi destino
Todos tenemos nuestro lugar en la tierra en que perdernos. El mío es enxebre, un poco salvaje. El que me da energías y me guía. El que sin yo saberlo aleja a los visitantes que no le gustan. El lugar en el que encontrar la paz.
Dice el refrán que no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Yo discrepo , ya que a veces perder según qué es lo mejor que nos puede pasar en la vida, pero sí es cierto que la cotidianidad nos aleja a menudo de la perspectiva de valorar las cosas. O quizás soy yo que a veces me dejo poseer por la “morriña”. O que con los años aprendes a valorar los momentos.
A años luz
Si por algo pasará a la historia este 2016 es por la sensación de estar “ a años luz” de Galicia. A años luz de Galicious. He sentido como esa cuerda firme que me ataba a mis orígenes se deshilachaba hasta casi romperse.
Tierra teñida de serena inocencia,
los ocres tiñen tus suelos
Y en ese suelo en que crecí
imaginé un futuro menos incierto
Fue mi paraíso el que en el último momento impidió esa ruptura certera. Mi paraíso ya acotado en kilómetros y en personas.
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Catarsis
En mi refugio volví a mi esencia. Sin artificios. Sin intrusos. Sólo yo. Bastaron unos días con los míos. Sin necesidad de compartir nada en las redes sociales. Sin dar explicaciones. Olvidando todo y sólo centrándome en disfrutar y en sentir. En recuperarme.
Y es que el mundo 2.0 está muy bien, pero a veces hay que desconectar y volver al 1.0. Con las personas que de verdad importan. En los lugares que de verdad son nuestros.
Y ya cansado me susurro al oído
que quizá pueda cerrar tu herida
Me encanta escribir y si es sobre algo que me apasiona todavía más. Siento lo que escribo, y si no siento ,si no lo hago mío, no puedo escribir.
Estando a años luz, no he podido escribir , porque no sentía.
Punto de inflexión : La carta
Revisando antiguos documentos encontré una carta escrita por mi abuelo, justo 65 años antes ese mismo día. Quise interpretarlo como un señal. Como si me dijera desde sus palabras que siguiera escribiendo porque al fin y al cabo fue en esa casa donde nació el espíritu “Galicious”.
Un paseo , un camino, un atardecer. Mestre.
Poco a poco voy reparando esa cuerda rota. No volverá a ser la misma cuerda, pero su esencia se ha mantenido porque el lazo que me une a mi trocito de paraíso en Galicia es más fuerte que todo demás. Necesitaba volver para saberlo.
Si hay fantasía en los caminos que sigo
mi tierra es la más culpable
Galicious es esa cuerda casi rota tras cuatro años de desgaste. He necesitado parar para repararla y que no se rompiera del todo , porque de tantos nudos ya no la reconocía.
Galicious vuelve, con fuerza. Porque Galicia también se siente y se vive en la distancia.
Gracias por acompañarme.
A años luz, de todos tus rios
A años luz, de todos tus montes
A años luz, te echo de menos
y es en la distancia que añoro sonidos.