“Esto es lo único que no me abandonará nunca, porque mi hogar siempre estará en mi corazón”
Eso es lo que sentí cuando hace apenas unos días estaba en Ribeira de Piquín, contemplando emocionada mi querida aldea de Mestre desde la cima de la Pena de Millares. Un lugar para olvidarse del mundo y reencontrarse con uno mismo.
Esta fue una visita diferente. Fue un placebo para una dura catarsis emocional que días después aun arrastro. Esas montañas, ese olor, el “sonido” del silencio son el bálsamo perfecto, hoy en forma de recuerdo.
Reloj de sol de Lombardero. Os Baos Ribeira de Piquín
Un paraíso por descubrir.
Si tengo la suerte de que leas habitualmente este blog, te sonará el nombre de este Concello del interior de la montaña lucense, en los márgenes del rio Eo, junto a la Sierra de Meira.
He pasado allí los mejores veranos de mi vida. Ribeira de Piquin, y en concreto la aldea de Mestre, son el lugar al que necesito volver de vez en cuando para conectar con mi esencia.
Es una zona desconocida con varios tesoros ocultos, sobre todo paisajísticos. Hasta hace poco tiempo pensé que era una de los pocos cientos de personas, junto con sus habitantes y los hijos de ribeiregos que volvemos cada año de vacaciones, que adoraba este lugar. Pero he descubierto que se está convirtiendo en un paraíso para el cicloturismo gracias a una persona que un día pasó pedaleando por allí y se enamoró. Esa persona, Luis, de la web Altimetrias do Eo, fue uno de mis acompañantes ese día. El otro fue el mejor guía que podría tener para recorrer la Ribeira: Roberto, su joven alcalde. El cómo y porqué hemos coincidido los tres en espacio/tiempo y hemos empezado este viaje juntos es una de esas cosas fantásticas que me han aportado las las Redes Sociales gracias a Galicious…
Una tarde en Ribeira de Piquín
Mirador de Barangón
Mirador de Barangón. Ribeira de Piquin. Foto de Luis Naval
Mi ruta ese día empezó en el Mirador de Barangón. Nunca había estado allí y me sorprendieron las espectaculares vistas … ¡y la llanura que desconocía que había en Ribeira de Piquín! Desde ese mirador me enteré que se practica el salto en parapente . Yo es que no soy muy amante del deporte, pero me pareció curioso .
Iglesia de Os Baos
Mi siguiente destino fue el primero de mis vuelcos emocionales de la tarde. Hace unas semanas hablaba de esa iglesia tenebrosa, la de Os Baos ( ver post aquí ) , a la que esperaba volver un día de tormenta. El destino quiso que ese día cuando volví a visitarla hiciera un sol espectacular ( a pesar de estar en Diciembre ) pero la sensación de que “allí había alguien más” a parte de nosotros tres se seguía manteniendo.
Es curioso el matiz que adquiere un mismo lugar en función de las personas que te acompañen.
La iglesia de Os Baos me pareció igual de tenebrosa, pero la visita fue muchísimo más divertida que la última. Y volveré seguro.
Pedragueira de Millares
Mi siguiente parada fue un lugar del que he escuchado hablar toda mi vida y en el que jamás había estado: a Pedragueira de Millares . El pedregal que se extiende entre Mestre y la Pena de Millares. Mi padre iba allí de niño. Esa sensación de estar pisando ese lugar en el que él había estado tantos años atrás..Aún me emociono ahora al recordarlo. Las vistas a la Ribeira son impresionantes desde allí… Y las piedras que me traje como souvenir se han convertido en mi “kriptonita” antiestres.. ( Roberto, no me lo tengas en cuenta )
Pena de Millares
A la izquierda del Pedregal, la Pena de Millares. Un mirador espectacular al que había subido hace unos 20 años una calurosa tarde de verano desde Mestre, tras un trayecto de varios kilómetros andando y el último tramo subida en un tractor. Cosas que hacen divertidos los veranos en la montaña. En aquella época no estaban las mesas ni la cancela protectora que hay ahora para que los visitantes no se despeñen.
Ese mirador es un lugar para entrar en comunión con la naturaleza. Y lo curioso es que hay una ruta de senderismo que empieza en Chao de Pousadoiro y termina en este lugar, subiendo por los montes de Mestre. Yo que siempre he mirado la Pena de frente …. Creo que me queda mucho por descubrir de este lugar. Y que el próximo verano lo voy a pasar haciendo senderismo.
Chao de Pousadoiro
Caía el día y era hora de retirarse. Antes de la despedida, una visita al bar de Casa Horacio, en Chao de Pousadoiro. Un imprescindible y para mí el mejor lugar para comer en Ribeira de Piquín. Pero eso ya es material de otro post…
Mestre
Y antes de abandonar la Ribeira , una rápida visita a mi hogar. A Mestre. A esa casa que llena de energía y me impregna del olor familiar cada vez que abro su puerta. ( ver post aquí )
Ese hogar en el que aún nos puedo a ver a todos riendo alrededor de la cocina.
Me permito la licencia de cerrar este post con una estremecedora y emotiva frase que pronunció una de mis queridas primas cuando hace un par de días le conté este viaje:
“Si los abuelos levantaran la cabeza estarían orgullosos de su nieta”. ( Eva Castelao )