Hace pocas semanas estuve en Madrid visitando el Salón de Gourmets. Además de conocer y degustar las últimas gastro-novedades en la feria, aproveché para hacer algo de turismo gastronómico ( como no ) y cenar en uno de los restaurantes que tenía apuntados en mi lista de “pendientes”: el estrellado DSTAgE del vitoriano Diego Guerrero.
Si tuviera que resumir mi experiencia en una palabra sería “sublime”. Me gustó, mucho. Hace un tiempo me hicieron una pequeña entrevista para la web de Barra de Ideas donde me preguntaban qué es lo que hacía que repitiera visita en un restaurante, y en este caso se dieron todos los factores y más: no solo los platos en sí eran un espectáculo, el personal atento y simpático , la mesa, enorme y con separación suficiente de la mesa de al lado para poder disfrutar de tu espacio sin interferencias y la puesta en escena, impecable.
El show empieza tan pronto entras por la puerta, cuando te acomodan en un reservado para tomar un aperitivo , el primer bocado introductor al espectáculo gastronómico, y decidir el menú a degustar. En nuestro caso fue un menú de diez platos con maridaje.
Después de la introducción en la barra de la cocina con la preparación del primer plato y degustación allí mismo ( no se puede explicar, hay que vivirlo ) nos acomodaron en una mesa de dimensiones considerables en una zona para mí de las mejores del restaurante.
Y empezó el festival de los sabores increíbles.
Estos son algunos de los platos que probé:
Antes hablaba del servicio. Pedimos una cena con maridaje y a mi alguno de los vinos no me gustaban ( no puedo con el vino dulce, defecto mío ) cosa que no supuso ningún problema ya que en seguida me lo cambiaron por otro vino… o por un espectacular cocktail «Nordes Gin Sour» para el postre. Cuando ví que el sumiller se iba a la barra y cogia la coctelera para prepararme un coktail no daba crédito pero sí.. era para mí. Si ya me habían ganado, aquí me remataron
Fue una cena increíble, con una explosión continua de sabores en la boca, y de espectáculo visual en el plato.
Al terminar la cena, Diego Guerrero se acercó mesa por mesa a saludar a los comensales. Es algo habitual en muchos chefs, pero es resaltable la cercanía con la que habló con nosotros. Además de la curiosa coindicencia de que en uno de los platos del menu se mezclaban verduras del Maresme ( donde yo vivo ) y del Concello de Teo ( donde vive mi acompañante de esa noche ), hablamos de música, de lo divino y de lo humano.
Una cena que todavía hoy semanas después me deja buen sabor de boca.
Una cena que estoy deseando repetir : “Days to Smell Taste Amaze Grow & Enjoy”
DSTAge
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