
Os Baos: la iglesia tenebrosa de Ribeira de Piquín
Hoy voy a escribir sobre un lugar impregnado de leyenda que en un día de tormenta debe ser aterrador. Al
Hoy voy a escribir sobre un lugar impregnado de leyenda que en un día de tormenta debe ser aterrador. Al
De niña sentía curiosidad al escuchar hablar a mis padres del “Domingo das Mozas”. Me llamaba la atención … (
Me giré para dar un último vistazo. El sol se estaba poniendo y en aquel momento solo mi presencia perturbaba
En todos mis veranos siempre hay un libro protagonista. Ese que me acompaña del sofá a la tumbona y que
Escribo bajo la sombra de un nogal. Escucho el sonido del aire meciendo las hojas de los árboles y del
En la oscura noche del sábado, Lidé y Friné, dos prostitutas de Tarraco intercambian la historia de sus almas, mientras
«Quien sabe degustar no bebe jamás el vino, sino que degusta secretos». ( S. Dalí ) En mis idas y venidas
Cada vez que visito Sant Miquel del Fai me imagino cómo sería la vida de los pocos monjes que allí
Hace poco estuve “en el confín de los verdes castros” ( como reza el Himno Gallego ) descubriendo y documentándome
“Las olas del Atlántico golpean los muros del monasterio con fuerza. Mientras los monjes duermen en sus celdas, la luna
Hoy voy a escribir sobre un lugar impregnado de leyenda que en un día de tormenta debe ser aterrador. Al
De niña sentía curiosidad al escuchar hablar a mis padres del “Domingo das Mozas”. Me llamaba la atención … (
Me giré para dar un último vistazo. El sol se estaba poniendo y en aquel momento solo mi presencia perturbaba
En todos mis veranos siempre hay un libro protagonista. Ese que me acompaña del sofá a la tumbona y que
Escribo bajo la sombra de un nogal. Escucho el sonido del aire meciendo las hojas de los árboles y del
En la oscura noche del sábado, Lidé y Friné, dos prostitutas de Tarraco intercambian la historia de sus almas, mientras
«Quien sabe degustar no bebe jamás el vino, sino que degusta secretos». ( S. Dalí ) En mis idas y venidas
Cada vez que visito Sant Miquel del Fai me imagino cómo sería la vida de los pocos monjes que allí
Hace poco estuve “en el confín de los verdes castros” ( como reza el Himno Gallego ) descubriendo y documentándome
“Las olas del Atlántico golpean los muros del monasterio con fuerza. Mientras los monjes duermen en sus celdas, la luna